lunes, 5 de noviembre de 2007

Primeras operaciones de Montoneros

POR EL RETORNO DE PERON. (1970/1973)

Primeras operaciones y definiciones políticas.

A las 9 de la mañana del 29 de mayo de 1970, dos jóvenes de uniforme militar subieron al apartamento de un general retirado, en el piso octavo de un edificio de la calle Montevideo de Buenos Aires. El motivo de la visita era, le dijeron ofrecerle una custodia. Por el espacio de unos minutos sostuvieron una amable conversación, durante la cual tomaron una taza de café…, hasta que uno de los visitantes dijo de pronto: “mi general, usted viene con nosotros”. Si el general no hubiera creído que sus captores eran, militares, seguramente no habría resistido, pues era un personaje político muy importante: Pedro Eugenio Aramburu, uno de los lideres del golpe que depuso a Perón en 1955 y jefe del régimen militar de 1955 – 1958. No se habría ido con ellos tan tranquilo si hubiera adivinado que el “capitán” que estaba utilizando sus conocimientos adquiridos en la academia militar de Emilio Ángel Maza, que el teniente primero que le acompañaba era Luis Abal Medina y que ambos constituían la jefatura de una guerrilla urbana peronista llamada Montoneros.

Tres días después el general había dejado de existir, y la organización montonera hacía con ello una sensacional aparición en la política argentina. El Operativo Pindapoy, o el “Aramburazo” - que de ambas manera fue llamada la acción -, había requerido un cuidadoso planeamiento, intrepidez y sangre fría por parte de sus autores, pero había conducir, y casi lo hizo, al hundimiento de Montoneros como resultado de su excesiva ambición, de su inexperiencia y de su espíritu aventurero. Por entonces la organización sólo se componía de doce personas, de las cuales diez se comprometieron con el comando Juan José Valle, que llevó a cabo la operación. La infraestructura del grupo era muy débil: tres o cuatro “casas seguras” en la Ciudad de Córdoba; en Buenos Aires , una casa en Munro, compartida por Firmenich y Capuano Martínez, y otra en Villa Urquiza, alquilada por Abal Medina y Arrosito. No pudo contarse con una “cárcel del pueblo” de máxima seguridad para celebrar el “juicio revolucionario” de su víctima antes de la “ejecución” el 1 de junio. En vez de ello, Aramburu fue retenido en La Celma, un casco de estancia que la familia de Ramus poseía en Timote, en el sur de la provincia de Buenos Aires. Fue en todos sentidos una operación del tipo “todo o nada”, mediante la cual los Montoneros esperaban lograr tres objetivos.

El primero consistía en dar a la organización el bautismo público proclamando la responsabilidad de una acción espectacular que tendría repercusiones en todo el país. El hecho de que se produjese el día de primer aniversario del “ Cordobazo” , mientras los militares celebraban el Día del Ejercito, dio más fuerza al impacto y más relieve a la fecha.

En segundo lugar, el Operativo Pindapoy tenía un propósito punitivo. Después de unos judiciales simulados, destinados a establecer la legitimidad de la operación, Aramburu como símbolo principal del antiperonismo, fue sometido a la “a la justicia revolucionaria” por sus ignominiosos actos del pasado. Para muchos el asesinato de Aramburu fue brutal y vengativo, especialmente teniendo en cuenta el tiempo transcurrido entre los “crímenes” y el “castigo”, pero los dos acontecimientos de 1956 habían quedado profundamente grabados en la memoria de los peronistas.
Por paradójico que pueda parecer, la tercera razón que había detrás del “Aramburazo”
fue la de que Aramburu había empezado a conspirar contra el régimen de Onganía.
Los Montoneros habían conseguido un éxito parcial en cada uno de sus objetivos.

El Aramburazo dio a los Montoneros un nombre que se hizo familiar para todo el mundo y fue bien acogido por los peronistas, pero no aclaro por completo la identidad política de la organización.

El segundo objetivo, el de someter a Aramburu a la “justicia revolucionaria”, se logro, pero su impacto potencial no llego a su máxima expresión debido a la restricciones de la libertad de prensa. Previendo ese problema, los Montoneros grabaron una cinta del “juicio” como medida de seguridad.
Finalmente los Montoneros consiguieron cierto grado de éxito en la busca de su tercer objetivo. Onganía fue depuesto por lo altos mandos militares, solo diez días después de que el Aramburazo sacudiera a la Argentina.
Los montoneros se vieron obligados a realizar un segundo golpe espectacular, para demostrar que podían desafiar constantemente el régimen. Así, el 1 de junio cuatro unidades montoneras mandadas por Emilio Maza ocuparon la población cordobesa de La Calera. Unos veinticinco combatientes Montoneros, se apoderaron del banco local, de la comisaría de la policía y del ayuntamiento después de haber destruido los equipos de comunicaciones de las oficinas de telégrafos y correos. Fueron sustraídos 26.000 dólares al banco. Las armas perdidas en el curso del atraco anterior al mismo, fueron recuperadas de la comisaría, en la que los policías fueron encarcelados y obligados a cantar la marcha peronista.
Inspirada en la ocupación de Pando, en 1969, por los Tupamaros uruguayos, esa primera operación militar importante de la guerrilla urbana argentina fue bien planeada y perfectamente sincronizada, pero la retirada resultó mal. Luís Lozada y José Fierro fueron capturados por la policía; el primero de ellos herido. Gracias a la información presuntamente extraída, la policía se dirigió a la casa de un barrio de Córdoba llamado Los Naranjos, donde los Montoneros sufrieron las primeras bajas. Después de un tiroteo en el que Maza fue mortalmente herido e Ignacio Vélez lesionado de gravedad en la columna vertebral. Tres mil personas asistieron al entierro de Maza.

Las pérdidas fueron tremendas: aparte del comandante Maza, los montoneros perdieron armamento, bases, una lista de contactos de 167 nombres, que se encontró en la casa de Vélez, y buena parte de su seguridad organizativa.

Los Montoneros estuvieron a punto de ser aniquilado en julio – agosto 1970. Los salvo de la extinción, ante todo, la ayuda y protección que les presto la organización guerrillera urbana peronista, las FAP.

Las principales figuras montoneros permanecieron escondidas en un par de casas de Buenos Aires prestadas por las FAP. Las operaciones se reanudaron el 1 de septiembre, cuando Abal Medina, Ramus y otros sustrajeron de la sucursal del Banco de Galicia y Buenos Aires de Ramos Mejía la suma de casi 36.000 dólares, pero el 7 del mismo mes la organización sufrió nuevos descalabros. Ese día, designado después como “ Día del Montonero”, cinco de los principales miembros celebraría una reunión, en la pizzería La Rueda. Su servicio de seguridad, sólo compuesto por Ramus, apostado en un coche en el exterior, no pudo evitar que los guerrilleros fueran rápidamente atrapados después de que el dueño del lugar denunciara a la policía de su presencia. Abal Medina y Ramus, murieron juntos durante el tiroteo resultante, Luis Rodeiro fue detenido, pero Sabino Navarro y un quinto guerrillero consiguieron escapar después de quedarse sin municiones.

La muerte de Abal Medina y Ramus, provocó la primera manifestación pro-Montoneros, llevada a cabo por mil jóvenes en le poblado de barracas de Barrio Casas del 14 de septiembre, y el 7 del mismo mes paso a formar parte del calendario de la izquierda peronista como fecha en que se celebrarían manifestaciones anuales.

1 comentario:

Alicia Presa dijo...

por favor, pordrian responder por que la selección del nombre 2Operación Pindapoy" para denominar el secuestro de Aramburu?